El lobo agazapado en la obscuridad me asechaba, me tomaba y me llevaba por aquellos caminos de intensa soledad y desesperanza.. Me poseía con tanta hambre de mi cuerpo y de mi alma y lo obtenía todo. Yo existía a su voluntad. Mi boca se llenaba de silencios que nadie podía interpretar. La verdad, la tortura, la demencia ... eran un ritual cotidiano y mi garganta se apretaba más y más.
Recuerdo el día que grité y no podía parar. Era un sonido ensordecedor que salía de mi estómago, como la sirena de la ambulancia que me vino a rescatar de aquella brutal reprimenda emocional. Mis hijos pequeños, se avalanzaron sobre mí, como una barrera de contensión contra la muerte, la muerte que me rondaba en cada instante, porque vivía agonizando . Esperando que alguien viniera a rescatarme.
Un día una luz me hizo ver con claridad, que la única persona, el único ser en el mundo que podría ayudarme a salir de ese maltrato era yo misma. Y llevó tiempo reconstruirme y no permitir que él volviera a destruírme a su antojo.Y entonces ...el lobo comenzó a ser menos lobo....cuando yo dejé de ser su cordero.
No te cederé mis alas.
No te cederé mis alas
...ni despegaré mis pies del suelo.
Solo estas cadenas me pesaban,
tan densas, obscuras y gastadas...
caminar y volar siempre atada
que Tragedia!!
mi vida de clown no me permitió darme cuenta,
siempre queriendo surcar el cielo en el abismo,
siempre hundiéndome hasta el cuello
en tu cieno espeso.
¿ Que milagro hizo que viera?
tal vez la fatalidad sin alondras,
la noche sin sueño,
el día perverso ?
y tus ojos ya sin misterio
porque la verdad no sale de tus palabras
pero es inevitable el vacío de tu infierno.
Solo, en la siniestra soledad que acobijabas
apaciguado como un lobo, después de devorarlo todo.
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